Un tipo de tarta que no necesita presentación, que ya veis que he hecho un montón de ellas y es que al final es de esos postres que nunca te cansas y que rara vez te encuentras con alguien que dice que no le gusta la tarta de queso.
Además, que no deja de sorprenderme la interminable cantidad de sabores que admite esta tarta, porque estamos acostumbrados a que básicamente lleve queso, huevos, leche o nata y azúcar, pero poco a poco he ido descubriendo que le pueden añadir ligeros toques de otros sabores, obviamente el queso debe ser el protagonista, que le acompañan muy bien y que una vez comienzas a experimentar es un no parar.
Como en este caso, que le he añadido naranja, muy buena elección, el resultado una tarta de queso ligera, con una textura cremosa y buenísima de sabor, otra más para la colección.
Nos hará falta un molde circular desmontable de 23 cm de diámetro, papel para horno, una batidora con varillas o un batidor-amasador y una hora de tiempo para llevar a buen término esta receta.
Vamos a ello.
Ingredientes:
- 4 huevos.
- 140 g de azúcar moreno.
- 600 g de queso crema.
- 200 ml de nata para montar (35% materia grasa).
- 50 ml de zumo de naranja (una naranja mediana o dos pequeñas).
- Ralladura de una naranja.
- 40 g de harina fina de maíz.
Ahora nos ponemos a hacer la masa de la tarta, batimos los huevos con el azúcar durante 5 minutos a velocidad alta, si usáis un batidor-amasador podéis aprovechar para forrar el molde, cogemos una hoja de papel vegetal y la humedecemos bajo el grifo, hacemos una bola y la apretamos bien con las manos para escurrir el agua, nos quedará como una tela, la colocamos en el molde adaptándola bien, podéis hacer este paso antes de empezar con la tarta si os va mejor.
Pasados los 5 minutos dejamos de batir y añadimos la ralladura de naranja, cuando rallemos la piel de la naranja debemos tener cuidado de no llegar a la parte blanca, que amarga y nos echaría la tarta a perder, añadimos también el queso crema, la nata y el zumo de naranja.
Lo vamos a batir a velocidad media hasta que veamos que se han integrado estos ingredientes, como dos o tres minutos serán suficientes, para asegurarnos cogemos una espátula y le damos un par de movimientos envolventes de abajo a arriba.
Vertemos la masa en el molde, le damos con la espátula para que caiga toda la masa y alisamos la superficie.
A los 40 minutos apagamos el horno y con cuidado la sacamos, lo mejor es ponerla sobre una rejilla y dejarla un rato hasta que enfríe completamente, tras esto la llevaremos a la nevera, que esté enfriando al menos 4 horas, lo mejor es hacerla el día de antes, sin prisas y dejarla en la nevera toda la noche.
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