El pasado 6 de Enero los Reyes Magos se acordaron de mi afición por la repostería y me dejaron un nuevo molde para cuando me apetece hacer mis bizcochos, este de tipo bundt cake, con forma circular y un agujero en el centro, que al desmoldar el bizcocho lo deja con una curiosa forma de corona en espiral, sin duda una presentación muy apetitosa.
Así que hoy os traigo el primero de los bizcochos que he hecho con este molde, de naranja, que suelo tener en la nevera, porque empezar el día con un zumo de naranja recién exprimido me encanta lo que no os podéis imaginar.
En lo que a este postre se refiere, dedicándole una hora de tiempo, será suficiente para poner en práctica esta receta y para ello necesitaremos un molde tipo bundt cake de 18 cm de diámetro, una batidora con varillas o un batidor-amasador y una rejilla para poner el bizcocho al acabar sería aconsejable.
Vamos a ello.
Ingredientes:
- 3 huevos.
- 75 ml de aceite de oliva.
- 150 de azúcar moreno.
- Una naranja.
- 200 g de harina de trigo.
- 15 g de levadura en polvo.
- Una pizca de sal.
Elaboración:
Preparar la masa nos va a llevar poco tiempo, así que vamos a encender el horno a 175 grados con calor arriba y abajo, para que vaya cogiendo temperatura mientras la hacemos.
Cogemos la naranja y rallamos la piel, sin llegar a la zona blanca que amarga, reservamos esta ralladura de para el siguiente paso, cortamos la naranja por la mitad y la exprimimos.
Ahora vamos a batir los huevos, junto con el azúcar moreno, el aceite de oliva, el zumo de naranja (sin colar) y la ralladura de naranja, durante 5 minutos a velocidad alta.
Añadimos la pizca de sal, mezclamos la harina con la levadura en polvo y con un colador lo tamizamos, batimos a mínima velocidad hasta tener una masa sin grumos.
Untamos el interior del molde con un poquito de mantequilla y vertemos la masa, le damos un par de golpecitos sobre la mesa para que libere las burbujas.
Lo llevamos al horno a una altura medio-baja y lo horneamos durante 40 minutos, el tiempo lógicamente puede varias de un horno a otro, que cada uno es un mundo.
A los 40 minutos y no antes, abrimos el horno y le clavamos un palillo o un cuchillo, si sale limpio es que ya está hecho, de lo contrario lo dejaremos 5 minutos más y volveremos a comprobar, en mi caso 40 minutos han sido más que suficientes.
Sacamos del horno y lo dejamos enfriar del todo antes de darle la vuelta y desmoldarlo sobre una rejilla, así no se formará humedad en a base.
Esta es la parte que mejor se nos da a todos, coger un cuchillo y cortar un buen trozo para acompañar nuestro café, chocolate, etc, toca disfrutarlo y si es en buena compañía mejor.
Pequeños placeres, grandes momentos.
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