Este pasado domingo fue el día internacional de la tarta, mira que otros años sí que suelo estar al tanto de esta fecha y lo celebro como bien se merece, pero esta vez se me pasó totalmente, pero casualidades de la vida, o que el subconsciente está ahí para que no se me pasara, tocaba comida familiar y como se está convirtiendo en algo habitual que lleve una nueva versión de tarta de queso en esos días, pues eso toco de postre, así de paso me hacen de jurado y dan su opinión, por cierto triunfo total, así de claro, les encanto a todos, alguno hasta repitió, yo entre ellos 😋.
Lo mejor de estar tarta es que lleva solo tres ingredientes, la leche condensada cumple la función de edulcorante y además sustituye al yogur, la leche o la nata, que alguna de esas tres cosas se suele utilizar entre los ingredientes.
Aparte solo vamos a necesitar un molde circular desmontable, he usado el habitual de 23 cm de diámetro, papel para horno y la batidora, la preparación de la masa nos va a llevar literalmente 5 minutos para y luego solo hay que hornearla 40 minutos.
Vamos a ello.
Ingredientes:
- 700 g de queso crema.
- 6 huevos.
- 370 g de leche condensada.
Siguiente paso preparar el molde, cogemos una hoja de papel para horno, hacemos una bola y la mojamos bajo el grifo, la apretamos bien con las manos para escurrir el agua y nos quedará como una tela, la ponemos en el molde ajustándola en las paredes, me gusta mucho el aspecto rústico que le acaba dando esta técnica a las tartas de queso.
En cuanto pasen los 40 minutos la sacamos del horno, notaremos que está muy temblorosa, es como debe estar, enseguida empezará a bajar poco a poco.
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