Os traigo un postre muy tradicional con un toque muy veraniego, ya sabéis mi debilidad por la panna cotta, me encanta su textura y sobre todo por la sencillez de la receta, lo rápido que se hace y que vale para cualquier ocasión, aunque no tengas nada que celebrar apetece igualmente cualquier día del año, así que cada cierto tiempo os enseño a hacer una nueva variedad.
Esta vez de mango, que no es una fruta que compre con frecuencia, pero que tenía ganas de ver si hacía buen equipo con este postre y vamos que si lo ha hecho, le aporta ese sabor agradable que tiene, que me recuerda un poco a algo entre el melocotón y la piña, cosas mías, y es muy apropiado ahora que estamos en días calurosos.
Nos harán falta unas flaneras si queremos servirlas a modo de flan, si no unos vasitos pequeños nos servirán, estos de yogures de cristal son perfectos, me ha dado para hacer 5 panna cottas, esto variara en función del tamaño de los moldes, pero bueno ya veis más o menos por donde va, además necesitamos la batidora, una cazuela y una espátula.
Vamos a ello.
Ingredientes:
- 350 ml de nata para montar (35% de materia grasa).
- 150 ml de leche.
- 65 g de azúcar moreno.
- 200 g de mango.
- 5 hojas de gelatina.
En una cazuela echamos la nata y la leche, el azúcar y el puré de mango que acabamos de hacer, lo calentamos a fuego medio y removemos para mezclarlo todo bien y que se disuelva el azúcar,
Cuando veamos que está a punto de poner a hervir retiramos la cazuela del fuego, cogemos las hojas de gelatina que ya estarán bien hidratadas y apretándolas ligeramente con ambas manos, las escurrimos con cuidado y las echamos en la cazuela, removemos para que la gelatina se disuelva e integre en la mezcla, yo suelo hacerlo como un minuto para asegurarme, tras esto lo mejor es pasarlo a una jarra para repartirlo en los vasitos o flaneras.
Cuando llegue la hora del postre cogemos un cuchillo de filo liso y con cuidado vamos a ir introduciendo el cuchillo entre el molde y la panna cotta mientras deslizamos el cuchillo alrededor, introducimos el molde en un cuenco con agua bien caliente (no hace falta que hierva) unos 3 o 4 segundos, le damos la vuelta sobre un plato y agitamos para que salga del molde, decoramos a nuestro gusto, servimos a nuestros comensales (que bien me expreso en ocasiones 😂) y disfrutamos del momento.
Pequeños placeres, grandes momentos.
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