Tarta de queso y calabaza

Un buen trozo de tarta de queso es algo que siempre apetece, no hace falta celebrar algo especial para que nos entren ganas de encender el horno y ponernos a hacer una, más ahora que con el frío se agradece el calorcito que desprende y además del olor tan característico que inunda toda la casa tras hornearla, por eso hoy comparto con vosotros esta versión tan otoñal con calabaza, que le aporta un sabor dulce afrutado muy interesante, si probasteis a hacer el bizcocho de calabaza sabréis a lo que me refiero.

Necesitaremos una batidora, un molde redondo de 22 cm desmontable, papel vegetal para horno y antes de empezar os recomiendo que aquellos ingredientes que estén en la nevera los saquéis 30 minutos antes de empezar, para que estén a temperatura ambiente y se integren mejor al hacer la masa.

Poco más de una hora nos llevará poner en práctica esta receta.

Vamos a ello.

Ingredientes:

• 350 g de calabaza (sin piel ni pepitas).
• 200 g de azúcar moreno.
• 600 g de queso crema. 
• 4 huevos. 
• Una cucharada de aroma de vainilla.
• 200 ml de nata para montar.
• 20 g de harina. 

 

Elaboración:

Encendemos el horno a 200 grados con calor arriba y abajo. 

Troceamos la calabaza, la ponemos en un recipiente apto para el microondas, si tiene tapa se la ponemos o bien lo cubrimos con papel film, lo metemos en microondas a máxima potencia entre 5 y 10 minutos, en mi caso han sido 7 minutos exactos, se puede probar con 5 minutos y comprobar, muy importante, va a estar muy caliente, esperar un par de minutos antes de quitar la tapa, si habéis usado papel film pinchar con un cuchillo para que salga el vapor, darle un par de minutos y retirar el film con sumo cuidado, sabremos que ya está hecha si podemos clavarle un cuchillo con facilidad, que este blandita, lo dejamos enfriar 10 minutos y aplastamos con un tenedor.

 

Como el recipiente donde he hecho la calabaza es grande he continuado ahí con la receta, añadimos el azúcar moreno y el queso crema y batimos con la batidora a velocidad media hasta que se mezclen bien estos tres ingredientes, asegurándonos de que la calabaza quede bien triturada.

A continuación echamos los huevos, la nata, el aroma de vainilla y volvemos a batir.

Por terminar con la masa tamizamos la harina, así evitaremos que se formen grumos y se mezclara más fácilmente, batimos por última vez y vertemos la masa en el molde, el cual tendremos preparado con una hoja de papel vegetal, la cual habremos humedecido bajo el grifo y escurrido haciendo una bola y apretándola bien con las manos, nos quedara como una tela y la podremos adaptar perfectamente al molde, al poner el papel de esta manera tras hornearlo le da un toque rústico a la tarta.

Introducimos el molde en el horno a una altura medio-baja durante 55 minutos, a partir de los 20 minutos más o menos veremos como va subiendo, tranquilos que no se saldrá del molde, en principio en los minutos finales veremos como la parte de arriba se va dorando, como cada horno es diferente habrá que ir observando nuestra tarta mientras se hace, por si le pondremos calor solo por abajo y si al contrario cuando lleve 50 minutos vemos que no ha cogido color podemos poner el grill a máxima potencia los últimos 3 minutos, no la perdáis de vista si hacéis esto.

 

Apagamos el horno y con cuidado vamos a sacar la tarta, veréis que está muy temblorosa, casi parece un flan, es normal, enseguida empezara a bajar mientras se enfría, una vez que esté templada la llevaremos a la nevera al menos 5 horas,

 

Cuando vayamos a servirla lo mejor es sacarla unos 20 minutos antes de la nevera para que se atempere ligeramente y esté cremosa.

Desmoldamos y retiramos el papel sobrante, se puede servir en la base del mismo molde o dándole con cuidado la vuelta sobre un plato (como si fuese una tortilla) pasarlo donde queramos servirlo.

Cuando la probeis vais a notar una tarta de queso muy cremosa, si habeis probado la de La Viña no es exactamente igual, que esa lleva más queso crema, pero se le acerca y la combinación con la calabaza le sienta genial.

Que la disfrutéis.

Pequeños placeres, grandes momentos.