Hacer magdalenas es algo muy adictivo, os lo aseguro, sobre todo en el momento cuando se están horneando y ves como suben ya te entran ganas de hacer más, de probar a hacerlas de diferentes sabores y una vez probado el resultado ya te olvidas de volver a comprarlas en el supermercado, mil veces mejor unas caseras que las que vienen en una bolsa, otra cosa que os aseguro.
La idea de hacerlas de limón la tenía desde hace un tiempo, normalmente tengo limones en casa cuando los necesito para algún postre y el otro día compre en la frutería primero para la tarta de arroz con leche de la semana pasada, pero ya pensando en usarlos también en este postre que os muestro hoy.
Resultado, unas magdalenas impresionantes, muy esponjosas, con ese azúcar por encima que queda crujientito y que me encanta, pero sobre todo con el agradable sabor que le aporta el limón, en su justa medida para no ser excesivo.
Para hacerlas necesitaremos cápsulas para magdalenas, las venden en cualquier supermercado, he visto que en ferreterías las hay de silicona y en cuanto pueda me voy a hacer con unas, una forma de producir menos basura, además nos hará falta una bandeja para magdalenas, una batidora con varillas o un batidor-amasador y más o menos hora y media de tiempo entre que empezamos con la receta y tenemos listas nuestras magdalenas de limón, me ha dado para hacer 15.
Vamos a ello.
Ingredientes:
- 3 huevos.
- 200 g de azúcar moreno.
- 175 ml de leche.
- 175 g de aceite de oliva.
- Un limón.
- 300 g de harina para repostería.
- 8 g de levadura en polvo.
- Una pizca de sal.
A los 15 minutos sacamos la bandeja del horno, le damos un par de minutos para que se templen y con cuidado las retiramos a una rejilla para que enfríen, sacamos el resto de masa de la nevera y rellenamos las cápsulas que nos de con esta masa, me ha dado para hacer tres más y de nuevo al horno.
Como 20 minutos después ya se puede coger una y probarla, recién hechas es el momento en el que mejor están, pero aguantan muy bien y siguen estando buenísimas varios días si las guardamos en una bolsa bien cerrada.
Pero con éxito que tienen seguro que se acaban enseguida, en cuanto corrió la voz de que las había hecho todo el mundo quería probarlas.
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