Desde el comienzo de este confinamiento tenia bien claro que esta situación no me iba a amargar la vida, vale que es cierto que se hace muy pesado estar un día tras otro encerrado en casa, hay días que no se en que día de la semana estoy y lo peor es no poder ver a la familia y a los amigos, pero es todo es muy necesario para poder salir de esta situación y vencer al coronavirus.
¿Y qué mejor para que esto no nos amague que poner un postre de por medio? unas torrijas por ejemplo es una buena elección, estamos en semana santa y la época predilecta de este tradicional dulce de aprovechamiento, el cual se ha reinventado una y otra vez con el paso del tiempo y del que hoy os traigo una manera diferente de hacerlas, al horno, la elaboración es muy similar a la tradicional solo varia en el paso final como vais a ver.
A continuación os dejo la receta, vais a ver que es muy fácil de llevar a cabo, pero bueno si tenéis alguna duda sobre algún paso me la ponéis en los comentarios.
Ingredientes:
- Una barra de pan del día anterior.
- Un litro de leche.
- Una rama de canela.
- Un trozo de piel de naranja y limón (de unos 10 cm cada uno).
- Dos cucharadas de azúcar moreno.
- Una cuchara de aroma de vainilla.
- 4 huevos.
Elaboración:
El primer paso que vamos a llevar a cabo es aromatizar la leche, la ponemos en una cazuela junto con la rama de canela, los trozos de piel de naranja y limón (importante sin la parte blanca interior que amarga), el azúcar moreno y el aroma de vainilla, lo calentamos a fuego medio-alto removiendo de vez en cuando hasta que empiece a hervir, entonces lo retiramos del fuego.
Normalmente dejo que enfríe entre 20 y 30 minutos pero como hoy tenia tiempo de sobra puse la tapa a la cazuela y la deje así 3 horas para que la leche se infusione bien de los sabores.
Cortamos el pan en rebanadas de 3 cm y las ponemos en una fuente, colamos la leche en una jarra y la vertemos con cuidado sobre las rebanadas, las he tenido 10 minutos por cada lado, que se empapen bien, de vez en cuando cogía leche con una cuchara y echaba sobre cada una.
Encendemos el horno a 200 grados con la función de gratinar.
Las metemos en el horno a una altura medio-alta, en mi caso en la segunda posición empezando por arriba, el tiempo dependerá de cada horno, os recomiendo echarles un vistazo cada 5 minutos para ver como van, en mi caso las he tenido 15 minutos cuando he visto que tenían un buen color, sacamos la bandeja del horno, les damos la vuelta con ayuda de una espátula y las volvemos a meter en el horno, por este lado las tuve 10 minutos.
Las sacamos del horno y dejamos que se enfríen, después podemos rebozarlas en una mezcla de azúcar con canela en polvo que es lo habitual o en esta ocasión les puse un poco de miel a cada una, le queda muy bien.
Muy buenas y jugosas por dentro, aunque algo diferentes a las torrijas tradicionales que quedan más cremosas pero estas tienen lo bueno que tienen menos calorías, al no freírlas en aceite y que mancharas menos al hacerlas, a todos los que hemos hecho torrijas se nos ha quedado la cocina sucia del aceite que salta ¿o solo a mí?
Disfrutadlas y sobre todo cuidaros mucho.
Pequeños placeres, grandes momentos.
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