Es tiempo de torrijas y el cuerpo lo sabe, cualquier día del año es perfecto para disfrutar de este postre, pero en estas fechas que todas las panaderías y pastelerías las ofrecen y con esa pinta tan buenas que tienen es cuando más apetecen.
Me ha costado decidir que variedad de torrijas hacer para esta semana, aunque ya hice la semana pasada tenia claro que queria volver a hacer más torrijas, cuando me puse a mirar no pensaba que me iba a encontrar con tantos tipos diferentes y a cada cual más apetitosa, así que finalmente el que esta semana sean de crema de whisky es porque tenia una botella de esto por casa.
Solo teneis que dedicarle 40 minutos para hacerlas tranquilamente y poder disfrutar de ellas.
Ingredientes:
- Una barra de pan del día anterior.
- Medio litro de leche.
- Medio litro de crema de whisky.
- Una rama de canela.
- Dos huevos.
Elaboración:
Vamos con el primer paso que sera aromatizar la leche y crema de whisky con la canela, ponemos estos tres ingredientes en una cazuela y lo calentamos a fuego medio-alto, removiendo de vez en cuando hasta que veamos que comienza a hervir, en ese momento retiramos del fuego y dejamos que se temple.
Si no queréis que las torrijas sepan tanto a crema de whisky podéis echar más leche y menos crema de whisky, 700 ml de leche y 300 ml de crema de whisky por ejemplo.
Mientras la mezcla se enfría podemos aprovechar para cortar el pan en rebanadas de unos 3 cm de grosor, yo las deje cortadas de la noche anterior para que el pan se endureciera más y así se empapen mejor después.
Tras unos 20 minutos la mezcla se habrá enfriado lo suficiente, la colamos en una bandeja y ponemos rebanadas de pan para que se vayan empapando, tendrán que estar más o menos 5 minutos, les damos la vuelta y las sumergimos.
Batimos los dos huevos y en una sartén ponemos a calentar abundante aceite de oliva, calentamos a fuego alto pero cuando veamos que esta bien caliente lo bajamos a medio-alto para evitar que las torrijas se quemen.
Con cuidado cogemos una rebanada y la pasamos con el huevo, de ahí a la sartén, las he ido haciendo de dos en dos, a medida que vamos poniendo a hacer una torrija en la sartén debemos acordarnos de poner una rebanada en la bandeja para que se vaya empapando.
Freímos las torrijas un par de minutos por cada lado y cuando estén hechas las ponemos en un plato o bandeja sobre papel de cocina para que absorba el aceite.
Ahora llega el momento de servirlas, se puede hacer de manera tradicional, rebozandolas en azúcar y canela, o para darles un toque más especial se espolvorea azúcar por encima de cada una de ellas y lo caramelizamos con un soplete, es lo que he hecho con estas torrijas, le aporta un interesante contraste de texturas y como ya he comentado en otras recetas de torrijas las podéis acompañar de una bola de helado que siempre queda bien.
Pues hasta aquí la receta de hoy, espero que os animéis a hacer esta u otros postres de los que hay en este blog y sobre todo que disfrutéis de ellos en buena compañía.
Pequeños placeres, grandes momentos.
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