Para mi este postre tiene tres cosas muy buenas, primero porque es un flan y como bien sabéis a mi me encanta el flan, segundo porque el sabor del limón y tercero porque estamos en invierno y con el calor del horno se esta muy a gusto en la cocina.
Como es habitual en todas las recetas de flanes la preparación lleva muy poco tiempo (apenas 10 minutos) y luego solo tendremos que hornearlo al baño María.
Necesitamos la batidora, el vaso de la batidora, un molde para el flan y una sartén o cazo donde hacer el caramelo.
Así que vamos con el primer flan del año.
Ingredientes:
- Para el caramelo: 100 g de azúcar moreno y 40 ml de agua.
- 370 g de leche condensada.
- 4 huevos.
- Medio litro de leche.
- 80 ml de zumo de limón (un limón grande o dos pequeños).
- Ralladura de un limón.
Elaboración:
Primero encendemos el horno a 180 grados con calor arriba y abajo, metemos una bandeja con agua donde hornearemos el flan al baño María para que el agua vaya cogiendo temperatura.
Ahora nos ponemos con el caramelo, ponemos una sartén pequeña a fuego medio-alto, echamos los 100 g de azúcar moreno, dejamos que se caliente un minuto, comenzara a fundirse el azúcar, añadimos el agua y movemos la sartén para que el agua se distribuya bien, cuando empiece a hervir retiramos y movemos la sarten hasta comprobar que el azúcar se ha disuelto del todo.
Vertemos el caramelo en el molde, que ocupe todo el fondo y nos ponemos con el flan.
En la jarra de la batidora echamos la leche condensada, la ralladura de limón, el zumo de limón, los huevos y la leche, me la he jugado un poquito y como veis la jarra se ha llenado casi hasta arriba, se pueden echar los ingredientes en un cuenco si veis que en la jarra se van a desbordar.
Batimos con la batidora hasta mezclarlos bien y lo echaremos en el molde, no directamente sino sobre el dorso de una cuchara en el centro del molde, lo bueno de mezclarlos en la jarra es que luego es mucho más cómodo para verterlo.
Lo tapamos con papel albal y lo horneamos al baño María a una altura medio-baja durante hora y media, le clavamos un cuchillo pasado ese tiempo y si sale limpio podemos sacarlo del horno, sino lo dejamos 10 minutos más y volvemos a comprobar.
Dejamos que enfrié del todo antes de desmoldar, le pasamos un cuchillo por todo el borde para despegarlo del molde y lo ponemos en una fuente, lo metemos en la nevera al menos 5 horas.
Pasado ese tiempo ya ha enfriado lo suficiente y podemos sacarlo de la nevera y servirlo.
Disfrutadlo.
Pequeños placeres, grandes momentos.
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