Torrijas tradicionales

Hoy de postre me apetecía comer torrijas y además llevaba tiempo queriendio hacerlas al más puro estilo clásico y compartir la receta con vosotros, así que he hecho unas torrijas tradicionales, respetando al máximo la receta de toda la vida.

Y yo me pregunto ¿Quien ha dicho que las torrijas son sólo para Semana Santa? Vale que sean típicas de esas fechas pero eso no quiere decir que no podamos disfrutarlas siempre que nos apetezca, como ahora mismo por ejemplo que estoy comiendo una mientras publico esta receta.

En apenas 30 minutos tendréis listas vuestras torrijas tradicionales, con las cantidades que os enumero a continuación os dará para hacer 8 torrijas.

Ingredientes:

• Una barra de pan del día anterior.
• Un litro de leche.
• Una rama de canela.
• Un trozo de piel de limón.
• Un trozo de piel de naranja.
• 4 huevos.
• Azúcar moreno y canela en polvo.

Elaboración:

En una cazuela echamos la leche y le añadimos la rama de canela y las pieles de limón y naranja (ambas lavadas y sin la parte blanca del interior, que amarga).

Calentamos la leche a fuego medio-alto mientras removemos de vez en cuando hasta que veamos que va a comenzar a hervir, en ese momento retiramos del fuego y dejamos reposar unos 20 minutos.

Colamos la leche y la ponemos en una bandeja de cristal, a continuación cortamos el pan en rebanadas de unos 2 cm y las empapamos bien en la leche, yo las he tenido un par de minutos por cada lado.

Echamos abundante aceite de oliva en una sartén y calentamos a fuego medio-alto, batimos los huevos y con cuidado pasamos las rebanadas por el huevo batido y después las freímos hasta que estén bien doradas, cada medio minuto les vamos dando la vuelta para ir viendo como van y así evitar que se quemen.

En un plato ponemos papel de cocina y vamos poniendo las torrijas para que escurran el exceso de aceite.

En un plato mezclamos dos cucharadas de azúcar moreno con una cucharadita de canela y espolvoreamos a nuestro gusto sobre las torrijas.

Todo el mundo deberia hacer torrijas al menos una vez en su vida, seguro que si pruebas una vez las haras más veces, que las disfruteis.

Pequeños placeres, grandes momentos.