A mi hermana le pirra el chocolate blanco, desde pequeñita, así que este postre se lo dedico a ella.
En alguna que otra ocasión le he chinchado un poco comentando que técnicamente no es chocolate y así es, si eres de los que pensabas que si ya siento desilusionarte pero realmente el chocolate blanco es una mezcla de manteca de cacao, leche y azúcar que simula la apariencia y textura del chocolate.
Eso no quita que este bueno y que combinandolo con el flan nos quede un postre de lo más apetecible y delicioso, perfecto para cualquier momento, pero más aun en estos fríos días de Diciembre que es cuando más nos apetece encender el horno.
Ingredientes:
- Para el flan:
- Medio litro de leche.
- 180 g de chocolate blanco para repostería.
- 6 Huevos.
- 100 g de azúcar moreno o 10 g de stevia.
- 80 g de azúcar moreno.
- 40 ml de agua.
Elaboración:
Como cualquier flan no tiene ninguna dificultad, en primer lugar cogemos una bandeja apta para el horno y con el molde que usaremos para el flan dentro le echamos agua y la dejamos dentro del horno.
Ponemos a calentar la leche en un cazo a fuego medio-alto, cuando veamos que esta a punto de hervir lo retiramos del fuego y echamos el chocolate blanco troceado, removemos hasta que se funda completamente y se integre con la leche, dejamos que se temple.
Ponemos el horno a calentar, con calor arriba y abajo, a 180 grados.
En una sartén pequeña vamos a hacer el caramelo, la ponemos a calentar a fuego alto un par de minutos, echamos el azúcar moreno y el agua, cuando hierva apagamos el fuego, movemos un poco la sartén para que el azúcar se deshaga del todo y cuando este hecho el caramelo lo vertemos en el molde.
En un cuenco grande echamos los huevos, el azúcar moreno y la leche con chocolate blanco, batimos con la batidora y cuando estén bien mezclados los ingredientes lo vertemos en el molde, lo metemos en la bandeja del horno y tapamos con papel albal para que no se queme.
Lo horneamos al baño María, yo he necesitado una hora y cuarto, pero como cada horno es distinto cuando lleve 50 minutos comprobamos como va clavandole un cuchillo, en el momento en que salga limpio ya estará listo.
Lo sacamos del horno, dejamos que enfrié del todo, desmoldamos y a la nevera al menos 4 horas.
Ya solo queda sacarlo a la hora del postre, cortar las porciones y a disfrutar.
Pequeños placeres, grandes momentos.
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